Por Adrián García
Ensenada.- Estamos en esa zona desconocida que se llama “inter-campañas”, este proceso donde está establecido que candidatos estarán en la boleta: Presidente de la República, Senadores, Diputados Federales y en los Estados donde haya procesos electorales. Pero que por ley no tienen derecho a hacer campaña, ¿Por qué? No sé, son de esas cosas peculiares de la democracia mexicana que nos tienen a más de uno rascándonos la cabeza. Si le quiere añadir más rareza al asunto, resulta que de acuerdo al Tribunal Federal Electoral si puede haber debates entre los aspirantes a la Presidencia de la Republica. Ricardo Anaya y José Antonia Meade ya dijeron que le entraban, López Obrador…no tanto.
Si tuviéramos que hacer un corte de caja del proceso lo pudiéramos resumir así: EL PRI-Gobierno y Meade tirando todo el lodo posible a Ricardo Anaya, Ricardo Anaya con problemas en comunicación para defenderse y es obvio que el impulso que había logrado consolidar se detuvo, en ese sentido podemos afirmar que la estrategia del PRI-Gobierno fue exitosa, lo que no fue tan exitoso fue convertir eso en apoyo a Meade que sigue hundiéndose en las encuestas. Los independientes ni hablamos, sus candidaturas solo funcionaran en base a quitarle votos a los grandes partidos por intereses no muy claros.
¿Propuesta? Hasta ahora es muy poco lo que hemos recibido en ese aspecto, no que importe mucho. Está demostrado que la inmensa mayoría del electorado basa sus decisiones políticas en sentimientos de identidad o en percepciones de su realidad. Solo han sido fuentes de debate el Ingreso Básico Universal de Anaya, las refinerías de López Obrador y el combate anti-corrupción de Meade.
Siento que todos los candidatos están dejando pasar un tema que para mí es toral en el mundo en el que estamos viviendo, si acaso Anaya Y López Obrador parecen estar conscientes de esta realidad, aunque por motivos diferentes. Y es esta noción que nos falta dignidad económica o dignidad a secas, escuchamos cifras, reportes y datos y sabemos que la economía no es la pesadilla que solía ser pero que todos esos reportes de bonanza o de estabilidad no se refleja en los bolsillos de la gente. Si le añadimos la impresentable corrupción vista y manifiesta en toda la clase política podemos entender el coraje de la gente, unos aliados con MORENA otros con Ricardo Anaya y los menos con los independientes para procesar ese coraje.
Y estoy cierto que no es tema de ahorita, pero que ha sido expuesto en este sexenio porque dicen que todo está bien mientras la gasolina sube (como dueño de un carro de 8 cilindros esto es particularmente doloroso) el gas sube, el agua sube y paralelamente cada día sabemos de un nuevo escándalo de corrupción en las elites gubernamentales en todos los niveles de gobierno.
Hay algo que hemos perdido, quizá la palabra dignidad sea muy fuerte pero si no es ella es algo muy parecido a eso, las aerolíneas nos pueden cambiar vuelos, cambiar precios, las compañías de cable/internet/teléfono pueden dar un servicio deficiente y no pasa nada, los bancos con sus intereses descomunales y mala suerte si nos clonan la tarjeta, el proceso para recuperar nuestro dinero es digno de método de tortura de la Santa Inquisición, estamos sujetos al humor de nuestros jefes y nuestro humor depende del humor en el que despierten ellos y nos sentimos indefensos y cuando nos sentimos indefensos y vemos que los demás avanzan siendo gandallas, arrastrados, sin más mérito que ser amigo del compadre o del que toma las decisiones es que la sociedad empieza a podrirse. Manda la señal de que la única forma de avanzar es aquello que se aleja de lo que nos enseñaron nuestros padres.
Me gustaría ver a cualquier candidato hablar de esta soledad económica, de esta sensación de sentirse solo en un mundo incierto, donde ante la desolación unos le apuestan al coraje y a la división de clases, otros a cerrar las brechas económicas con propuestas bien intencionadas, pero no lo suficiente explicadas, siento que falta más humanidad y menos política, focus groups y jingles.