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Las Excelentes Recomendaciones de nuestro Excelente Gobierno

Por Martin Espinoza

Ensenada.- En serio, yo soy apartidista, e intento muy duro no irme de lado con idealismos ni vías conceptuales. Dejar que los discursos vayan y lleguen, evaluarlos por la idea y no por quien lo diga…pero cuando alguien agravia tanto a la inteligencia colectiva, ya quiere decir que algo está mal porque está mal. Y de veras de veras, no digo que hay que tener algo contra nuestro presidente. Ni siquiera me gusta apuntar a sus horrores mediáticos que tan famoso lo han vuelto, pero quién es quién para aguantarse las ganas de despotricar en base a una amenaza actual, compartiéndola con la misma historicidad humana.

Déjenme les explico. Hace unos días se dio a conocer la iniciativa por parte del Ejecutivo (o sea el poder…o sea el Ejecutivo que es su querido Presidente) que concierne a los derechos y garantías humanas. Al momento de la presente redacción, se mantienen los detalles en cuanto a qué partes del artículo 29 y 33 de la constitución serán agraviadas (perdón, cambiadas), pero según parece, las reformas conciernen a la suspensión de las regulaciones del “ejercicio de las facultades de autoridad”. Y esto siempre y cuando se considere que se “perturbe la paz pública”.

Suena a suposiciones mayores, pero se hace un énfasis en el hecho de que los castigos que son exclusivos de los militares, se hagan parte de los ejercidos en el sistema legal. Según esto, la iniciativa pretende no suspender las libertades de culto, pensamiento ni expresión ¿Pero a qué suena todo esto por pura naturaleza del mensaje? Pues si nada más vemos lo que puede ser considerado por un sistema de gobierno muy sensible (o interesado) como una perturbación a la paz, podemos considerar cualquier desacuerdo con lo establecido socialmente. O sea, un buen jalón de orejas por protestar, quizá.

¿Qué tal si esto se transforma y muta de manera monstruosa? Como que si tener una simple y pobre columna en alguna cadena noticiosa sea considerada como revoltosa, ergo, pervertidora de la paz pública, y a un simple y pobre autor en cuestión le tocaran las mencionadas suspensiones de derechos y garantías. Pues tendríamos que al actor supuesto podría privarse de su libertad por meras sospechas, e incluso intervenir de maneras físicas y violentas.

Esto para nada es nuevo. Tenemos el conocidísimo caso aquel del homicidio en masa a una gran cantidad de estudiantes, el cual se niega. O el caso de ciertos compositores de corridos en las guerrillas de guerrero, los cuales se desaparecieron del mapa tras una intervención militar. Pero estos y muchos otros casos son manejados por la media oficial como algo incomportable. O sea, no es cierto que es cierto. Pero ahora imaginen, que fuera totalmente permitido. Que además de volverla cínica, la represión fuera oficial.

No estamos más que a medio paso de una sociedad reprimida. Ahora es a lo que me refiero que hay cosas que están obviamente mal. Nuestro país ha pasado por suficientes episodios de violencia en contra de una sociedad que quiere contestar, como para que un gobierno pretenda que no nos acordamos. Que quieran hacer como que este tipo de propuestas son buenas para nosotros. Digo, un buen consejo para nuestros gobernantes es que solo se puede hacer una de dos cosas: o tener mala fama, o tomar malas decisiones. Que si uno es “bueno” y hace una barbaridad, se le puede considerar. O si se toman buenas decisiones, se puede tener una chanza de limpiar el nombre. Pero si tenemos actualmente un presidente que ya considera una cierta palabra de siete letras, y encima se sigue haciendo con decisiones desfachatadas, no creo que llegue a ningún lado. Bueno…tengo fe en que no lo haga, porque si el pueblo se deja tapar la boca, entonces es que bien merecido lo tenía.




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