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LOS BRINCOS (¿Casinos? ¡Bah! ¡Simples Casas de Juego!).

Por Miguel Alfaro García

descarga (1)En el estado de Jalisco, a las casas desplumadoras de personas adictas al juego, se les conoce peyorativamente como “Brincos” aquí en Baja California, específicamente en esta ciudad tan hermosa, pero tan abandonada, se les conoce pomposamente como casinos.

Pero pues todos conocemos los casinos ¿No? Y sabemos que estos en su concepto original, vienen a ser un foco de desarrollo amplio y bastante como para englobar en el, diversión, descanso y esparcimiento de todo tipo y para todos los gustos, desde la hotelería hasta el espectáculo, pasando por la gastronomía y la enología, sin olvidar pues el objetivo principal ¡El del Juego! Con toda clase de oportunidades de divertirse y a la vez la de ganar, desde las impersonales máquinas tragaperras-Tragamonedas-Ahora digitales y de tarjeta, y  la ruleta, hasta la sofisticación del juego de póker, dados, bacará o Black Jack-Veintiuno-pero entre humanos, teniendo todos los contendientes las mismas oportunidades de ganar al parejo y no con ventaja.

Exceptuando la habilidad de los talladores, para repartir las cartas.

Por eso es que complejos como Las Vegas, Atlantic City, Rio de la Plata y otros aquí en América, son tan visitados no solo por ludópatas, sino por turismo en general, pues en ellos está la diversión y el esparcimiento al alcance de todos, incluyendo en ello a los niños mismos.

Cosa totalmente distinta lo son las casas de juego, que con la alcahuetería de todas las entidades de gobierno, sin excluir ninguna.

No son otra cosa que brincos, simples centros desplumadores de personas ingenuas, que piensan que van a ganarle a esas máquinas tan complicadas que para entenderle, seguramente que se necesita de un curso especial, curso que de ningún modo nadie te lo da antes de que emprendas el tortuoso camino que implica la adicción al juego, en el cual quien lo sigue, termina desesperanzado, sin dinero y solo.

En esas máquinas manipuladas fraudulentamente, pagas la novatez de no saber manejarlas, porque aprendes a hacerlo, perdiendo hasta lo que no tienes, es obvio que no producen ningún beneficio a la comunidad, por el contrario debido a su existencia y proliferación inmoderada, la ciudad está en crisis, porque debemos admitir que no son otra cosa, más que las que ya se dijeron. Simples casas de juego, en las que solo se pierde y el único que gana es el dueño sea quien sea, es más las divisas que en esas casas de despilfarro se producen, no se quedan en la comunidad, pues como capitales golondrinos, emigran a las arcas de quienes manejan esos giros negros.

Es un absurdo que se permita la instalación de esas casas de juego remedo de casinos, en las áreas urbanas y más lo es que estas estén accesibles a toda hora, pues se les permiten horarios de operación extraordinarios.

Qué bueno fuera, que se establecieran en las regiones inhóspitas del sur profundo, para que aparte de desarrollar aquellas áreas, cuando menos estuvieran lejos de nuestra comunidad, así como para que los adictos al juego, asistieran menos.

Vaya pues un saludo muy pero muy mexicano a todos aquellos funcionarios y empleados de gobierno, que de alguna manera permitieron la instalación y el establecimiento en esta nuestra ciudad de esos brincos, que han dado en llamar casinos que en vez de fomentar el progreso, están provocando la crisis y otros conflictos de tipo social y familiar, porque son desplumadores sin recato.

Nos vemos en la próxima.




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