Por Redacción
Playas de Rosarito. – La violencia familiar es un problema que ha aumentado este año en el estado, dio a conocer Lorena Meléndez Yáñez, presidenta de la Fundación Manos Unidas por Rosarito A.C.
Indicó, que este delito, de acuerdo a las cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los primeros cinco meses del año se registraron en Baja California 6, 104 delitos de violencia familiar; 642 más que en los mismos meses de 2023.
Durante el seminario de prevención para mujeres realizado en Playas de Rosarito, la presidenta de la Fundación Manos Unidas por Rosarito A.C., dijo que este delito se manifiesta en diversas formas como abuso físico, psicológico, sexual y tiene consecuencias devastadoras no sólo para las víctimas directas, sino también para la sociedad en su conjunto.
“Lo que buscamos es que las mujeres tengan herramientas para evitar ser víctimas de violencia familiar y herramientas para educar a sus hijos en estos temas. Queremos decirles que la violencia familiar no es normal y si no se denuncia puede escalar hasta exponerlas a riesgo de muerte”, advirtió Meléndez Yáñez.
Las estadísticas de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Baja California indican que el municipio de Mexicali encabeza la lista con el 41,71% de los 6 mil 104 delitos de violencia familiar registrados en Baja California; le sigue Tijuana con el 32.68%; en tercer lugar, está Ensenada con el 13.09%; Playas de Rosarito con el 4.29%: Tecate registra el 3.90%; San Quintín 3.28% y San Felipe el 1.05%.
Agentes de la Guardia Nacional explicaron a las asistentes durante el seminario de prevención, la importancia de reportar a las autoridades los casos de violencia familiar antes de que escalen a situaciones donde se ponga en riesgo la integridad física de los adultos o menores.
Lorena Meléndez Yáñez, explicó que las víctimas de violencia sufren una gama de efectos negativos que pueden perdurar toda la vida. Entre las consecuencias más comunes se encuentran los problemas de salud física y mental; dificultades educativas y laborales; cargas económicas y desintegración familiar y social.
“El 80% de las víctimas no identifica las agresiones como violencia y eso ocasiona que se normalice. La violencia familiar no se debe normalizar bajo ninguna circunstancia, hay que informarse; las mujeres no estamos solas, hay instituciones que nos protegen”, finalizó.