Resistencia a morir, desaparecer y extinguirse es lo que hoy significa pueblo indígena Cucapá.
Por Indira Mata
Mexicali. –El bloqueo a la carretera Mexicali-San Felipe durante veinticuatro horas el pasado fin de semana es de nueva cuenta una denuncia contra quienes se oponen a su forma de vida: la pesca.
Pero hay un desdén -o más bien una especie de “valemadrismo” muy mexicano- entre quienes tienen la responsabilidad de evitar que se les impida pescar y comercializar el producto de su trabajo, y que por desgracia son las propias autoridades.
Contrario a las épocas de campañas políticas cuando prometer ser los mismísimos defensores de las mejores causas, el alcalde Jaime Díaz Ochoa, el gobernador Francisco Vega y delegados que se presumen representantes del gobierno federal entre ellos los de Sagarpa, Canaipesca e Inspesca, diputados federales y estatales, argumentan que las decisiones siempre están a tres mil kilómetros de distancia. Se lavan las manos porque es lo que menos esfuerzo implica.
Mientras y tras un día de bloqueo a la carretera federal Mexicali-San Felipe a la altura del kilómetro 57 frente a su poblado El Mayor Cucapá, un grupo de representantes y descendientes de la tribu regional decidieron levantar el plantón con el compromiso –una vez más- que las autoridades resolverán de fondo y en definitiva los problemas que año con año enfrentan para poder pescar y vender su pesca de cada temporada.
Y es que diferencia de otros más inteligentes, es decir nuestros vecinos del norte, que respetan los usos y costumbres de sus tribus indígenas como los Cucapá de California y Arizona, éstos son protegidos en medio de sus reservas naturales propiciando en conjunto la explotación de las actividades comerciales, empresariales y recreativas.
Pero ¡viva México! y su “mundo al revés”, en la que sólo los contrabandistas de la pesca y narcotraficantes saben burlar la ley para sacarle provecho a la llamada Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y Delta del Río Colorado, que a casi tres décadas de expedido su decreto sólo se ha reservado pero para los más pillos.
La tribu más ancestral y representativa de nuestra región sigue luchando y alzando la voz para que les permita pescar y vender cada temporada sin las amenazas de inspectores de pesca corruptos, soldados del ejército encañonados y autoridades tibias que sin sacar provecho político no están dispuestos a cumplir con obligaciones elementales de representación.