Ensenada.- Desde que nací, en el año de mil novecientos cincuenta y cinco, por allá en el Estado de Jalisco, hasta la edad de ir a estudiar a la preparatoria, estuve viviendo en un pueblo, en una casa grande, en donde había caballos, mulas, burros, toda clase de bestias para el trabajo del campo, gallos y gallinas y eso si muchos perros, desde muy finos, hasta muy corrientes, pero todos buenos, pa´ lo que debe ser un perro, para cuidar, proteger y servir a sus amos.
Siempre me llamo la atención que entre los animales de tipo doméstico los perros son los más gregarios y los que más socializan, pero lo que se gasta en ellos, ¡Jamás se recupera! Porque es la única clase de animal, que no proporciona ningún beneficio de clase alimentario o de otro tipo que no sea el de cuidar a sus dueños y a sus bienes, por ello me puse a observarlos.
Entre los que más me llamaron la atención porque había de todos los colores, pues como ya dije, ¡Perros era lo que sobraba! estaban tres grupos que más adelante describiré en lo particular, pero, quiero decirles que en aquellas camadas de perros, había unos de color azul-verde con blanco, que eran muy gritones y chillones creo que porque los dejo solos una maestra, porque fue acusada de corrupción y otras cosas.
Había otros de color verde, que eran los que menos servían a sus dueños, que ni ruido hacían, eso sí eran presumidos y se creían mucho, al parecer a estos los dejó encargados un señor que siempre andaba ebrio, al que hace un tiempo metieron a la cárcel por andar borracho conduciendo un vehículo de motor. Pero dicen que nacieron siendo ricos
Estaban unos de color rojo con amarillo oro, estos eran muy unidos, pero también un poco gritones se dice que fueron abandonados por unos individuos que se decían socialistas y hasta comunistas y que ahora las franquicias y sus registros se hallan en poder de particulares.
Llegaron otros de color anaranjado, que a todos confundieron, pues nadie sabía de donde habían llegado, pero dicen las lenguas de doble filo que los parió una águila.
Pero, todos los hasta aquí observados, eran minoría, por eso, solamente fueron observados de forma somera y centre la observación en los tres grupos de perros más numerosos y en los que más ruido y mitote hacían y así pude percatarme, de lo siguiente:
1º. Había un grupo de perros, que nacieron allá por el ochenta y nueve, bajo la inclemencia del sol azteca, que se caracteriza por su incandescencia que quema, y quema con ganas, seguramente por tal razón, esos perros eran de color amarillo, con algunas rayas negras.
2º. Había otro grupo de perros, que nacieron hace muchos años, pero que son un tanto sentiditos, delicaditos y muy proclives a la decepción, pareciera que nacieron con la luna tierna-Luna Nueva-y al intemperie, porque su color era Blanquiazul.
3º. También había un grupo de perros casi igual de viejos que los mencionados en el 2º. Punto, que agrupados conformaban una masa tricolor, ¡Así como lo oye! Una vez que se juntaban, se veía como si estuviera una bandera mexicana viva y en movimiento, pues unos eran de color verde, otros eran de color blanco y otros eran de color rojo.
Estos predominaron sobre todos los perros del color que fueran, durante un tiempo muy largo, pero nadie sabe cómo es que los del color Azul-blanco o blanquiazules, les arrebataron el control de las camadas, pero lo que sí es cierto, que estos no supieron o no quisieron conservar el liderazgo, pues duraron muy poco como jefes y soltaron la estafeta. En la actualidad quienes tienen el control del poder sobre todos y de todo, son los que tienen los colores de la bandera.
Del análisis y de la observación resulto lo siguiente:
- En los dos primeros grupos de perros, cada uno nació con sus respectivos colores combinados en la forma que ya se dijo.
- En el tercer grupo, cada perro era diferente, pues unos eran de color verde, otros eran de color blanco y otros de color rojo.
- En los dos primeros grupos los perros a simple vista parecían ser más unidos y más gregarios, pero a la hora de la verdad cada perro jalaba para donde le daba su gana, no se alineaban y mucho menos se sometían a las disposiciones de sus líderes y conformaban conjuntos que los amarinegros, llaman Tribus y los blanquiazules como son medios delicaditos, les llaman Cotos.
- En el tercer grupo era una refucilata, cuando se trataba de elegir a quien mandaría, no se ponían de acuerdo y continuamente había luchas intestinas entre ellos, pero siempre se alineaban y se subordinaban, gruñendo y rechinando los colmillos, pero se sometían a los mandatos del líder de la manada.
- A la hora en que se les daba la comida, mientras no fuera un hueso, no había problema entre ninguno de los grupos, pero ¡Aguas! Cuando se les aventaba un hueso se formaba una revolución, pero cada grupo se comportaba diferente totalmente y este fue el resultado de la observación:
Los perros amarillos con negro, atrapan el hueso y entre todos lo roen, pero no paran de gruñir y de estarse peleando entre ellos come y come y gruñe y gruñe, siempre protestando, siempre manifestando descontento, siempre queriendo más y más y la verdad está bien cabrón mantener tanta panza aventurera ¿No lo creen?
Los perros blanquiazules, atrapan el hueso y como buenos chambistas, en su lenguaje perruno, se hacen llamados y señales y todos se le avientan al hueso y se ponen a roerlo de una manera sistemática y segura, pero siempre silenciosa y así se la pasaban comiendo, sin hacer aspavientos pero con mucho apetito, hasta no dejar nada del hueso que se les haya aventado.
Ellos engordan el gasto porque son muy buenos para comer, pues no pierden el tiempo gruñendo ¡A comer se ha dicho! ¡Así están acostumbrados pues! Ya que nunca se han amarrado la panza pues son hijos de papa y mama.
Caso aparte eran los perros que conformaban los colores verde, blanco y rojo. Era un gusto verlos ¡Estos si son cabrones! porque cuando les avientan el hueso, siempre hay uno bien gandaya que se lo gana atrapándolo al aire, pero cuando logra afianzarlo arranca carrera poniendo tierra de por medio entre los demás miembros de la manada, sin importarle lo más mínimo la suerte de los demás al mismo modo del Que alcanzó, alcanzó y si no se chingó. Sino pá que se hizo la revolución. Sino pá eso. ¡Viva Villa Cabrones! ¡Ajúa!
Llamaba poderosamente la atención que estos perros, son bien gastadores, muy fanfarrones y presumidos y hablan de mucha lealtad y solidaridad pero a la hora de la verdad prefieren ayudar, apoyar o favorecer a otros, aunque sean de otros grupos, por encima y desconociendo a los suyos.
¡Ah pero eso sí! Son bien resignados y aguantadores, siempre esperan su turno que saben que en algún momento llegara y entonces sí. No los para nadie, se la pasan pregonando No le pido a Dios que me dé, sino que me ponga donde hay. O bien En la maquina o en el cabús, pero hay que ir en el tren de los ganadores. O todavía más Vivir fuera del presupuesto, es vivir en el error.
La verdad innegable, es que todas las camadas de perros cuestan a sus dueños y son gastos tan graves y dispendiosos que ya no se sabe que hacer al respecto, hace poco hubo una trifulca en la que se gastaron millones y millones para apaciguarla y todo con cargo a los dueños de los perros.
Vaya pues el saludo más mexicano y expresivo que pueda darse, de esos que recuerdan a la autora de nuestros días, para todos aquellos sean perros o no que causen daños, perjuicios, menoscabos y detrimento al patrimonio de cualquier especie de los amos y dueños de esas camadas de perros.
*Nota: No se usan eufemismos para usar la palabra perro, porque es la más acertada, pero eso sí. Esta con perdón de los perros, porque ellos si saben de lealtad hacia sus amos y ellos no se sirven de él, más que para comer, pero eso si le sirven a el de manera incondicional y sin promesas.
Y si Dios o el sistema nos permiten, ¡Nos vemos en la próxima!
Para Rada Noticias Escribió:
Miguel Alfaro García.