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LA CONI

Por Néstor Cruz Tijerina*

Ensenda.- «La indignación -le dije recientemente con sabiduría ancestral a una amiga- es una piruja barata que va y viene».

Ésa fue la conclusión a la que llegué el otro día luego de ver el relajo que se armó con «La Coni»: maligna inspectora escolar marimacha y sobre-asalariada que, presuntamente -parece que nadie recuerda esto-, participó en el asesinato de una inocente niña.

Antes de que se me tiren a la yugular los kamikazes cibernéticos, quiero decir que lamento muchísimo la muerte de esta pequeña, porque igual tengo una hija. Así como lamento el asesinato cruel de x perrito o gatito que, con todo el morbo del mundo, tiene millones de visitas en Youtube.

Ahora sí voy a argumentar, aunque parezca que estoy «trolleando»: ¿Es más triste y condenable el asesinato de la niña que mató «La Coni» que el de cualquier otro infante que aparece, día con día, en los partes policiacos no sólo de Ensenada, sino de todo el país? ¿Qué hace que cientos -o miles- de ensenadenses salgan a las calles a exigir justicia por esta niña en lo particular, cuando otros cientos o miles de padres han clamado justicia solos, hasta con huelgas de hambre, para que las autoridades detengan a los asesinos?

Mi teoría en este caso en particular es que se reunieron algunos puntos claves que llegan a la sensibilidad y a los prejuicios del ensenadense promedio:

1.- Son lesbianas las presuntas responsables. Quién sabe cuánta gente de esa que marchó no es de las que se opone, moralinamente, a que el prójimo tenga derecho de hacer con su cola lo que quiera. Como la ley natural manda. (Aquí cabe mencionar que en diversas redes sociales y de boca en boca se le criticó hasta por ser una «pinche gorda fea», atacando con esto al buen gusto, supongo)

2.- Son maestras y una de ellas gana un dineral en un puesto nada querido como lo es el de inspector escolar. Hasta en Los Simpsons sale un personaje así al cual ridiculizan… Fue de verdad triste, desde el punto de vista periodístico, ver «en portada», en «la de ocho», que explotaban el salario de «La Coni» para vender unos cuantos pasquines más, saciando el morbo de los ensenadenses poco ilustrados. Ojo, se respeta la libertad de expresión, pero no se debe de olvidar que la función social de un mediode comunicación es educar y profundizar en los problemas sociales. Ya si sabían que un inspector gana esa barbaridad, o lo sospechaban, quién sabe por qué coño antes no lo habían publicado.

3.- Siempre debe haber un villano: La apatía e indiferencia ante todas las desgracias que nos pasan como nación, son antinaturalmente aceptables. El cuerpo exige algo de rebeldía, de defensa, de ataque. Y como estamos programados desde casa, iglesia y preescolar a no cuestionar a los verdaderos culpables de lo que nos aqueja, pues entonces, ¡tarán!.. cuando uno del montón, cuando alguien inútil y baladí como «La Coni» es puesta en los reflectores, se le van con todo. ¡ES UNA MALDITA! ¡ES LA CULPABLE DE LA PODREDUMBRE DE NUESTRA SOCIEDAD! ¡ES LA CULPABLE DE LOS GASOLINAZOS! ¡ES LA CAUSANTE DEL DETERIORO DE LA CAPA DE OZONO Y LA MUERTE DE LAS FOCAS BEBÉS! Ah, y de paso ¡MALDITOS HOMOSEXUALES DEMONIACOS, POR ESO NO DEBEN CASARSE NI ADOPTAR! Y así, el cuerpo ya siente que se está quejando de algo y vuelve con tranquilidad a la estabilidad de la oficina y la computadora. A la tele y al quehacer.

Toda esta actitud reaccionaria y desproporcionada fue apreciada como tal por gente más inteligente que nosotros, como lo es «Laura de América». Sí, lo que leyeron: Más-inteligente-que-nosotros.

Más inteligente porque, sencillo, ella viene aquí, monta un circo de la tragedia, se lo consumieron, y se regresa repleta de millones-cash a su madriguera. Y estoy seguro que en el fondo le importa una mierda que la niña fallecida tenga justicia. Porque la verdadera justicia sería utilizar su foro para denunciar a los auténticos ojetes que nos tienen en esta situación perversa donde todos nos comemos a todos, ya sea por placer o necesidad vital.

La otra indignación le llega al ensenadense promedio cuando, manipulados por un grupo de empresarios con equipos de mercadólogos, abanderan una campaña para que se largue Pelayo justo cuando le queda un mes. Y aquí aclaro que estoy de acuerdo con los empresarios en que lo que quería hacer el políticamente finado gordito era una gran tranza. Sólo señalo que, con tantito ritmo y empuje visual, el ensenadense razo marcha al ritmo que le toquen.

En fin. A ver cuándo ponen el grito en el cielo para que paren las descargas de agua contaminada de caca y pipí al arroyo que cruza toda la ciudad. A ver cuándo se organizan para fiscalizar efectivamente a tanto ayuntamiento rata que ha habido últimamente. A ver cuándo exigen que sus carreritas fuera de camino, que tanto idiotizan al ensenadense iletrado -nomás vayan a ver cómo escriben en sus foros-, se salgan ya de aquí porque destruyen ecosistemas hermosos; además de que en lugares más civilizados están prohibidas tan cerca de la población. A ver cuándo dejan de preocuparse más porque se adopte un perrito, en vez de que ya no haya tanta gente viviendo en pobreza extrema en el Valle de San Quintín, sin un techo que les dé calor y algo de tragar; sí, justo como los perritos, o peor…

Al final, claro que cada quien tiene derecho de manifestarse por lo que le dé la gana. Sin embargo, los niveles de indignación promedio explican perfecta, e irónicamente, las Conis y los ratas y los mataperritos y los políticos ojetes… los cuales seguirán multiplicándose, alegremente, hasta el fin de los tiempos. O no. Y no es pregunta. Siempre dependerá de nuestro sentido común y de nuestro sentido de la indignación.

 

*Néstor Cruz es actualmente Director de la Revista Reportaje. «Fanboy» de la literatura. Antiimperialista con Iphone. Martillo y azote de Polonia. Temblor de Ucrania.




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