Por Lic. M.D Alfonso Torres Chávez
Licenciado en Derecho Facultad de Derecho z. costa UABC campus Tijuana
Maestro en Derecho Facultad de Derecho Universidad Iberoamericana Tijuana
Miembro del grupo de litigio estratégico Mariano Otero
Ensenada.- Desde la Declaración Universal de los Derechos humanos de 1948, las personas empiezan a ver con naturalidad los derechos humanos.
Hemos aprendido, a convivir con estos derechos, con cierta naturalidad.
Los más vulnerables son como siempre, los niños. Los derechos de los menores son tutelados en el mundo, por diversos ordenamientos como la Declaración de los Derechos del niño de 1989.
La ONU ha precisado la fragilidad de los niños que en multitud de ocasiones son sometidos a malos tratos en países que están en fases de desarrollo económico.
Los niños tienen el deber de ser felices escribió Thomas Jefferson en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos del 4 de julio de 1776.
Como podemos observar son una multitud de ordenamientos los que vigilan los derechos de los menores.
Son estos quienes permiten el goce de sus libertades primigenias.
La libertad es uno de los bienes más preciados del hombre. Es en estos menesteres donde los hombres decidimos en libertad cómo vivir.
La Declaración Universal de los Derechos del Hombre de 1948 es un documento fundamental para entender el devenir moderno de la humanidad.
Con la pesada critica de aquellos que sufren todos los días, violaciones a sus derechos, los derechos humanos siguen siendo la bandera que no debe dejar de hondear buscando la felicidad del hombre.
Es el hombre, un ser bueno por naturaleza, escribió Hobbes en El Leviatán, es en esta misma esencia feliz que el hombre busca medios para proteger sus derechos.
Los hombres y las mujeres son iguales ante la ley, según prescribe el artículo 4 constitucional, desde la reforma constitucional los derechos humanos se han vuelto la base de la nueva pirámide jurídica.
Sería bueno releer de vez en vez aquellos textos de Hans Kelsen sobre el orden constitucional y repasar la pirámide kelseniana.
Aunque Kelsen haya escrito sus textos a mediados del siglo XX, el repensar la pirámide sería útil para analizar los nuevos esquemas jurídicos planteados a partir de los derechos humanos.
En México, desde la reforma constitucional, los derechos humanos se han vuelto un instrumento primario de defensa que permite a los ciudadanos un goce pleno de derechos hasta donde permite el estado.