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Miguel Alfaro García

Ensenada.-  Que sirva la presente como denuncia pública en contra de toda esa caterva de personajes que por desgana, negligencia o estupidez, consintieron o fueron cómplices directos o indirectos de esos demonios, que en los límites de la perversión, hacían objeto de sus bizarras desviaciones sexuales a una niña inocente, llevándola hasta la muerte, a ciencia y paciencia de quienes una vez, juraron cumplir y hacer cumplir las leyes en beneficio de la sociedad en general y de los ciudadanos en particular.  No necesitamos que venga laura bozzo (Así con minúscula) con su comedia cirquera, protagónica y banal a decirnos a nosotros los Baja Californianos, lo que debemos, tenemos, podemos o queremos hacer, creo que existen personas dentro de las instituciones públicas encargadas del rubro de la justicia y de la aplicación de la Ley, a las que todavía les sobra la conciencia y que bien podrían ellos, llevar a cabo una investigación seria del asunto relacionado con el horrendo crimen cometido en agravio y perjuicio de la niña Estefanía Davis González.  Esa investigación tiene que ser completa e integral, es decir, habrá de comenzar, desde el mero día en que se recibió el primer reporte en ese faramalloso pero inservible departamento al que denominan pomposamente como centro de control, comando, comunicación y computo más conocido por todos como C-4. Y ahí proceder a interrogar al operador que recibió la llamada de auxilio, para obtener el dato importante de cual o cuales unidades acudieron al domicilio y actuar en contra de esos malos agentes de policía, porque se dejaron intimidar y no hicieron nada para hacer valer la autoridad que presumen y el influyentismo, técnicamente conocido como tráfico de influencia, les impidió cumplir con el slogan copiado de las políticas policíacas de otros mundos, del cual se ufanan nuestros fieles policías, aunque no lo cumplen a cabalidad pues eso de “Proteger y Servir” más bien me parece un cuento chino.  Se tiene forzosamente que fincar responsabilidad a los agentes del ministerio público que de alguna forma u otra hayan tenido conocimiento de los hechos relacionados con el maltrato de que era objeto la niña ahora fallecida, en las orgias y francachelas satánicas llevadas a cabo por su progenitora y la que dicen que era su amasia, que sin duda debieron de ser sumamente tormentosas, para la mente y cuerpo de la inocente víctima.  La misma responsabilidad tienen todos aquellos personajes que pertenezcan al Desarrollo Integral de la Familia, (D.I.F. por sus siglas) tanto Estatal, como Municipal, que hayan conocido del caso, puesto que su obligación era la de intervenir en favor de quien se encontraba indefensa del ataque artero y criminal de dos o tal vez más personas de mente diabólica y retorcida.  En esa investigación se tiene que responsabilizar a jueces, trabajadores sociales y sicólogos que hayan intervenido en este dramático caso, en fin esa responsabilidad tiene que caerle a todo aquel que haya tenido injerencia en el desarrollo de los hechos cuyo resultado fue fatal, para alguien que no pudo defenderse, pero que también. Nunca tuvo alguien que lo hiciera en su favor y aquí tendremos que fijar las miras de igual manera en aquellos vecinos que pudiendo hacer algo en favor de la niña, no lo hicieron.  Por último no se debe de dejar de lado a los profesores o profesoras que hayan tenido contacto con la niña en las diferentes escuelas en las que estuvo, porque ellos también tenían la obligación de cuidado y nunca la ejercieron, dicen las lenguas de doble filo, que porque también era victimas del influyentismo ejercido por la que se identifica como Consuelo Sánchez Osuna, que se ostentaba como prima directa del anterior Gobernador y si bien este se deslinda del caso, no ha quedado claro todavía que no exista tal parentesco, porque habrá que recordar, que el ciudadano ex gobernador, durante muchos días guardo silencio y aquí en México el que calla otorga. Y no es creíble que teniendo el asunto tanta relevancia, venga hasta ahora a curarse en salud.  En este caso tan grave inciden dos corrientes que afectan a todos y por ello debe de ponerse especial atención, para responsabilizar a todos aquellos que hayan tenido conocimiento de cualquier forma, antes de que se dieran como se dieron los hechos y los resultados ya conocidos.   Primero, porque una niña inocente fue torturada y la hicieron objeto de abuso sexual de una manera degenerada, perversa y bizarra hasta causarle la muerte, lo hicieron dos personas a las que alguien llamo lobas, espérenme tantito, por si no sabe el que hizo la comparación, las  lobas cuidan y protegen a sus lobitos cachorros, hasta que estos están en disposición de sobrevivir por si solos, es más, la madre de la niña y su comparsa, no tienen comparación con ningún animal, puesto que el mas rastrero de ellos, protege con denuedo a sus crías.  Lo cual no hizo la “Madre biológica” de la inocente criatura y los animales obran por instinto y de acuerdo a leyes naturales en las que va implícita la sobrevivencia, pero estos personajes que más bien comparo con entes del averno, tenían la capacidad de pensar y de razonar, entonces pues, no ofendamos a los animales, comparando a estas perversas y malévolas asesinas con ellos.  Y por otra parte debe tomarse en cuenta la repercusión social que el mismo caso tiene, en razón de que se destapa el verdadero actuar de quienes se comprometen a servir a la sociedad y nos damos cuenta de que para otorgar la responsabilidad de un cargo público a determinada persona jamás se analiza su perfil, pues siempre impera el amiguismo, el compadrazgo o el parentesco y eso hace que personas con instintos bestiales como la madre de la niña y su pareja por conveniencia, traten con seres indefensos como los niños, también nos muestra la negligencia y cobardía con la que actúan los operadores del C-4 y los policías que están obligados según la copia de su slogan, a proteger y servir, en vez de perjudicar y no servir. Y qué decir de los empleados del DIF, de los trabajadores sociales, de los licenciados en derecho y psicólogos al servicio del estado, de los propios profesores, que tienen a su cargo a menores de edad y que tienen la obligación del cuidado de los mismos y que ya sea por acción o por omisión descuidan esas tareas y permiten que sucedan cosas como la que le sucedió a la pobre niña Estefanía, cuyo trágico caso ahora lo quieren convertir en circo maroma y teatro.   Otra vez ante la pasividad que muestran las autoridades correspondientes, que han autorizado o piensan hacerlo para que ese circo de la peruana laura bozzo se lleve a cabo, poniendo negativamente a nuestra querida ensenada otra vez en la palestra y en la mira de la comunidad internacional.   Pero ellos son peones en la jugada, quien tiene la obligación de actuar y avocarse a la investigación de hechos de carácter delictuosos o que pudieran reputarse como tales, es el ministerio público, pero estos siempre actúan de una manera absolutamente deshumanizada y negligente, máxime en donde se tratan asuntos relacionados con la vida, la seguridad personal, o la integridad física de las personas humanas.  Igual o mayor culpa tienen los jueces que de acuerdo a criterios fríos, tubulares y cartabonicos;  como mulas de carreta, actúan y no se sensibilizan ante las demandas o peticiones que plantean personas interesadas en proteger de modo real a quienes se hallan indefensos, resolviendo a veces hasta lo más absurdo, pues de lo que se trata es de cubrir los cuadros estadísticos se hagan bien o se hagan mal las cosas eso no importa, lo que importa es conservar la chamba, a cambio del dolor y la frustración ajena, bueno fuera que todas aquellas personas que ostentan un cargo público en el que se determinen situaciones inherentes a los bienes, derechos e intereses de las personas humanas, se les exigiera una fianza o garantía, para poder responder en su momento de sus innobles actuaciones.  En fin. Ojala y desde donde esté el espíritu de la niña martirizada por su propia madre, influye en el cerebro de quienes fungen como autoridades en el rubro de la seguridad, de la justicia y de la aplicación de leyes, para que se haga una limpia y se les finque responsabilidad penal o pecuniaria a todas aquellas personas que intervinieron en el caso de la niña fallecida y que por acción, omisión, desgana, negligencia o estupidez, no hicieron nada por salvarla de las garras de la desgracia a la que era sometida por estos personajes demoniacos protegidos por el sistema.  Por mi parte despedida no les doy, porque no la traigo aquí, pero si mando una caluroso saludo ese muy mexicano, que recuerda con ahínco a la progenitora para aquellos que obraron negativamente en el caso de la niña Estefanía Davis González, que por desgracia murió porque el sistema de gobierno no la protegió y partiendo pues de la premisa cierta de que el hombre es responsable de lo que hace, de lo que no hace y de lo que deja de hacer, pues el saludo abarca a todos los que desde que se hizo el primer reporte de la violencia ejercida sobre la persona de la víctima permitieron el final de su vida tormentosa de manera violenta.  ¡Así la dejo pues! Y como dice Don Rafael Loret de Mola ¡Abundaremos! Y como digo yo ¡Nos vemos en la próxima! Si Dios o El Sistema nos lo permiten.  Para Radanoticias.info escribió.  Miguel Alfaro García. E-mail: magabogado@hotmail.com.

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