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Sobre periodismo

Por Néstor Cruz Tijerina*

El otro día un compa preguntaba mi opinión sobre el periodismo, a propósito de que creo que el 4 de enero fue el día de esa onda… así que recordé que hace varios años escribí un artículo al respecto; que, pues, releyéndolo, mantiene la escencia de mi opinión. Así que lo comparto:

Acepto que cuando era niño me dejaba impresionar por Jacobo y Lolita en la tele, tan pulcros, tan seguros de sí mismos, tan contundentes para hablar y tan populares.

También reconozco que en mi adolescencia, donde precisamente adolecía de muchas cosas, alguna vez quise ser como los personajes citados: tener el micrófono en la mano, que mi jeta fuera muy conocida, retratada y respetada; el éxito, la parafernalia.

¿Pero qué pasó? Sales a la calle a reportear y ves tanta pobreza, ignorancia, violencia, corrupción y estupidez humana, que empiezas a relacionar que los contenidos del duopolio televisivo son, precisamente, el reflejo de lo que pasa en la vida real.

¿Qué producen programas de humor imbécil? Simplicidad del pensamiento. ¿Qué generan las telenovelas? Puras y llanas falsas expectativas. ¿Qué tipo de criterio forman los noticiaros de estos cabrones? El de la eterna derecha en el poder: la sumisión, la fantasía, la superficialidad, las soluciones al por mayor, la demagogia.

¿Era ése que presenta las notas en la tele el periodista? ¿Acaso periodismo era lo que hacen muchos diarios de sacar muertos y muertos en portada?

Yo creo que una frase muy sencilla que leí en un libro al respecto -Manual de Periodismo- define a la profesión: el periodismo debe de ser compromiso y lucha social.

Si un sujeto que no lee, que no sabe escribir correctamente, que ve las desgracias y no se conmueve, que su objetivo es ser algún día como Alatorre o López Dóriga, y que en general es un desastre como ser humano, termina una carrera universitaria (cómo, con qué criterio) y lo contratan en cualquier medio de comunicación, el resultado es la triste realidad que tenemos actualmente en el ámbito periodístico.

Si los medios de comunicación deberían de ser los encargados de generar las opiniones de la comunidad, entiendo entonces que las opiniones de la comunidad, atacadas por el duopolio televisivo y los otros medios de empresarios facciosos, la opinión de la comunidad, sí, la opinión de la comunidad, es una soberana mierda, reflejo de los seres humanos de mierda que dirigen los medios.

¿De qué le sirve a la gente saber que asesinaron a alguien más? ¿Cuál es el objetivo de retratar al político dando despensa? ¿De qué sirve ir a los eventos, informar del choque, anunciar la detención de un malandrín o el decomiso de droga, si las causas de todo esto, que es una profunda apatía e ignorancia, nunca se llevan ni una sola línea?

Al periodismo, así, la información, asá, se han convertido en simples heraldos de las desgracias, en contadores de tragedias, en difusores de mentiras.

La gente preparada, poseedora de cierta conciencia social, queda relegada a los medios independientes que en el mejor de los casos sobreviven como cancerosos, y en el peor, mueren prematuramente, como bebés de unos padres desobligados, si en la metáfora cabe llamarle así a una sociedad que arropa y aplaude la banalidad.

Entonces, el periodismo popular ha pasado a ser un distractor más, mientras otros hacen la gran fiesta en el chiquero. Ahora es más importante y llamativo que tres adolescentes baladíes maten a un perro a palazos, que dos altos funcionarios federales tengan responsabilidad en la rostizada de 50 bebés: a los primeros se les condena al linchamiento (merecido) y a los segundos, se les sigue la «cobertura» de su importante y funcional actividad.

La nota de la detención del gran narco, el cual a los dos segundos ya tenía repuesto y repuesto del repuesto, opaca la de cinco mujeres más asesinadas por el machismo, la intolerancia y la perversión… la nota del tiburón en la bahía, del turista con el dedo cercernado, del violador pederasta indigente, de la ballena varada, del simulacro de los marinos, de la quema de mota, del atropellado, de la toma de posesión… todas ésas, son las interesantes para estos güeyes.

Adiós a la época en que la mayoría de la gente se quejaba y actuaba. Con estos distractores, el futuro pinta como patada en las bolas.

Posdata: Antes había más resistencia social porque la información iba de boca en boca. No existían este tipo de líderes de opinión rapaces que, a grandes masas, juegan con los sentimientos de la gente y los someten de la forma en que hoy pasa.

El internet, las redes sociales, los blogs, la tele y radio virtuales, son hoy en día el único rayito de esperanza para evitar este futuro mierdero que nos desean los medios comerciales.

Lo anoto para que no crean que soy un negativo sin remedio 🙂

*Néstor Cruz es, sí, periodista. Director de la revista Reportaje. Fan de Primero Impacto.




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