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Todos y los demás

Por Lic. M.D. Alfonso Torres Chávez

alfonsotorr@gmail.com

Integrante del grupo litigio estratégico Mariano Otero

Ensenada.- Desde el año 2011 la fisonomía de la constitución ha cambiado. En las notas académicas publicadas a partir de la reforma constitucional.

La constitución es esa carta de navegación que nos dio identidad una vez concluida la revolución.

La revolución trajo cambios sociales. La reforma constitucional de 2011 trajo además un nuevo aire a los derechos humanos que fueron reconocidos en la Declaración de Independencia del 4 de julio de 1776 y en la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano o declaración francesa de agosto de 1789.

La visita de Donald Trup a México abre una serie de interrogantes. Un personaje polémico que nos ha llamado ladrones y violadores y que además amenaza con que seremos los mexicanos quienes paguemos el muro divisorio entre México y Estados Unidos. Esto no es más que una muestra más de  un garrafal error diplomático. León De Petre, el padre del Derecho Diplomático decía que el derecho diplomático es el arte del buen decir y el buen hacer.

Invitar a un personaje cuyas expresiones son polémicas no podemos decir que viole la constitución, pero sí que rompe todas las formas diplomáticas cuando dichas visitas tienen un protocolo que se debe seguir y que el presidente de la república debería al menos conocer.

Los protocolos  diplomáticos señalan que habrá ciertos tratamientos para los jefes de estado, pero nada nos dicen de personajes que son aspirantes a una candidatura presidencial que además, aun no llega.

Permitir que nos llamen ladrones y violadores ya no asombra, lo que asombra es la discapacidad total para solicitar de ese extranjero, una explicación coherente y una disculpa por algo que además replico en cuanto piso suelo norteamericano en el estado de Arizona.

No espero de Trump una explicación, porque eso sería dormir el sueño de los justos.

Tampoco que México la pida, aunque eso demuestra la incapacidad del estado para defenderse de los ataques sin fundamento de un sujeto que desea coronar su fortuna de millones de dólares olvidándose que esos que califica  como ladrones y violadores son los mismos que contribuyen al menos en parte a su sostenimiento económico.

Estados Unidos es un país formado por inmigrantes de los cuales este sujeto es parte.

El derecho diplomático ya se volvió una mera ilusión óptica, porque esperar una explicación cuando es un secretario el artífice de la vista a la que se le trata como oficial ya todo lo demás queda excluido.

Las explicaciones salen sobrando ante algo que queda claro: Trump no es un jefe de estado y no debió dársele tal tratamiento en su vista a México.

El problema no es si viene o no, sino sencillamente que no se trata de un jefe de estado y darle tal tratamiento fue una falta total a los protocolos diplomáticos y al derecho que tenemos como país soberano de recibir o no en nuestro territorio a quien nos plazca.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 




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